lunes, 11 de noviembre de 2013

II. Confesa resistencia al diario resistir, la confesión

Y comenzó con una ballena varada en una playa holandesa… Después devino la elocuencia de una fotografía, donde el pragmatismo lúdico humano salpica con su presencia el cuerpazo prehistórico del mamífero en cuya panza hallaron demasiados kilos de plástico, polímeros sintéticos ((hijos bastardos del petróleo)). La enorme evidencia de la infamia: un dedo macroscópico señalando hacia la nefasta nutrición de una ballena amanecida muerta en la costa de Helling. ¿Dónde chingados está Helling? Entonces la búsqueda y la respuesta tras unos cuantos golpes en el teclado. Falsa erudición. Conocimiento instantáneo. Memoria enclenque que retiene apenas unas cuantas instrucciones, mínimas, de supervivencia privilegiada. Y emerge de la lechosa oscuridad, de la altiva ignorancia, el nombre de Hester van Nierop, arquitecta holandesa que aspiraba (((como tantos otros, yo entre los tantos))) a cruzar a Estados Unidos para buscar trabajo. Hester evitó cruzar por Tijuana, por consejo de sus padres y por la lumbre desgraciada que los cárteles de las drogas derramaban en la Minidefectuosa a finales de los noventas. Cruzó   
                       entonces, 
                                                                             por El Paso. 
                                                                             Corrijo
                                                                             Hester no cruzó, 
                 LLEGÓ A CIUDAD JUÁREZ ………………………………………………………….………………………………………………………………………………………………………… el cuerpo de Hester fue hallado debajo de la cama de la habitación 121 del Hotel Plaza Consulado de Ciudad Juárez. Muerta. Muerte enferma. Desnuda. Lo innombrable inefable radical hábito que en México aceptamos la muerte crueldad su cultura de impunidad y el temor a nombrar lo innombrable inefable radical hábito que en México abrazamos el miedo temor a la crueldad y su cultura apuntando hacia nuestra individualidad y sus extensiones familiares carnales las palabras y su falso sentido comunión encuentro fortuito entre una imagen brutal y otra aún más brutal y tenebrosa y los feminicidios de Ciudad Juárez y todo México y América Latina y Estados Unidos y el diccionario no ha incorporado la palabra “feminicidio” porque la ley de los hombres impone su impunidad.
     CONFESIÓN: También fui a Ciudad Juárez con el propósito de cruzar a El Paso y llegar así a unos Estados Unidos donde ¿las oportunidades? brillan y brillan en la noche lechosa de los recuerdos. ¿Por qué duele tanto la impunidad y su congénita deshumanización? 

))))¿qué se puede hacer con el coraje y el ardor?((((