Ahora mi hermano es pequeño. Cuando yo era pequeño, mi corazón era más grande que el suyo. Mi madre me tomaba entre sus brazos y me decía Mi amor, tú eres todos mis sufrimientos. Todos los niños del edificio me envidiaban, porque mi madre me amaba más que sus madres a ellos. Y si el mundo intentaba matarme, mi madre estaba junto a mí. Cuando nací, mi primer juguete fue un hacha. Con el hacha hice un bote de vela. Cuando muera, porque moriré, quiero que la vela de mi bote sea el rostro de mi madre. Mi mamá me llevará de la mano como la corriente conduce a un bote fatigado. Sólo así podré amar, mi amor, escúchame y perdona mis temores. Allá, cuando muera, el amor ya no será amor y nuestras penas dejarán de ser penas. Cuando mi hermano nació le di mi hacha; en las paredes de nuestra habitación aún hay cicatrices frescas. Tengo un hermano, lo sé, y él descarga toda la ira de su hacha contra mi cuello. Reviento, soy una manada de esquirlas, y me pierdo en el mundo. La soledad del mundo me abruma tanto que ya no quiero estar solo. Cuando sea grande, seré más grande que una ballena; entonces le diré a todo el mundo lo que pienso y el mundo me escuchará sólo a mí. Construiré una cabaña sobre la cabeza de una montaña, y mi cabaña tendrá un balcón enfermo, y desde ahí tocaré la negrura tibia de la noche. El hacha, allá lejos, perderá su filo o el filo del hacha será inútil, porque cerca de mi cabaña no habrá árboles ni estrellas. Todo el mundo será un cansancio tibio y escueto. Y si tengo que descender de mi montaña, bajaré montado en mi bote y olvidaré quién soy… Mi padre es un campo sin hierba, por eso necesita de mi madre. Ella es una lluvia incesante que nos ama. Mi padre es una estrella que no brilla, por eso en el cielo no hay estrellas. Cuando boyamos, cuando amamos, el resto del mundo nos envidia porque nos convertimos en una violencia inmortal. Mi madre, mi padre, mi hermano y yo somos una violencia que nunca muere porque nos amamos y Dios no es real. Si mi abuelo se acerca a nosotros y pide un poco de cariño, lo dejamos dormir cerca de nosotros. Y cuando duerme, lo miramos y decimos en voz alta que es un hombre viejo que no sabe amar. Por eso lo odio, mi amor, porque no sabe amar… Como los ogros que nos miran desde la penumbra. A veces aúllan, otras ladran, porque son ogros tímidos que aúllan y ladran como animales salvajes. Los animales salvajes no pueden amar. Una hoja, un rayo de niebla, la ira entera de mi corazón no causaría asombro en el corazón de un animal salvaje. Para mí, toda la ira de mi corazón es hermosa. También encuentro belleza en los rayos de niebla. Mi amor, me gustaría dormir junto a ti, junto a la niebla, y el temblor de tu cuerpo. Estar cerca de tu cuerpo me hace sentir como una bala enferma. Abro el grifo y me echo agua en la cara. No soy un Dios sudoroso a punto de ser sacrificado; cuando no estás cerca, en mi montaña no hay vida. Dax duerme en su cama. Mis padres duermen en su cama. Toda la noche del mundo cabe en nuestra habitación. Y desde aquí los miro dormir en sus camas. Cuando duerme, en el rostro de mi hermano se amontona una montaña de sueños. Mi madre busca con sus pies los pies de mi padre. Mi amor, hace tanto frío en esta habitación y tú no duermes junto a mí… En mi habitación dorada cabe toda la soledad de una montaña. Un ardor que sosiega mi ardor interno. Y en la distancia juego con la hija que nunca tuvimos, mi amor, en noches así juego en la distancia con la hija que nunca tuvimos. Juego en la distancia con mis amores, mi amor…
Mi madre está cansada, por eso ronca cuando duerme. Ronca como la furia de una muralla que se derrumba. Madre, duerme tranquila, esta noche yo soy el vigía. Dejen todos a mi madre tranquila, déjenla vivir. Cuando mi madre está despierta, trajina de un lado a otro como un amor eterno. Mi pobre madre suda cuando camina, suda porque lleva en la espalda nuestro bote. Dax y yo soñamos porque mi madre nos ama y lleva nuestro bote en la espalda. Mi padre es una tumba dormida. Es una tumba que descansa junto a mi madre. Un tumba que sueña con tiempos enfermos. A mi padre sólo le importan sus sueños, por eso duerme como una tumba. Si fuera por mi padre, mi hermano y yo no tendríamos un bote… Mi amor, desde aquí los miro a todos y el corazón me duele. Estoy enfermo. Tampoco puedo dormir. Cuando miro los ojos dormidos de mi hermano, lo envidio. Soy un hermano que observa con envidia a su único hermano dormir. Mi madre es más grande que todas las ventanas y puertas del mundo. Cuando me condenen y lleven mi cuerpo al parterre, viviré mi condena en silencio. Mi madre llorará mi silencio. Cuando me hunda y me quemen y me sepulten, mi madre llorará mi silencio. Mi madre intentará agarrarme de la mano, pero el fuego habrá robado mi mano; no tengo manos porque el jardinero me odia… Entonces mi madre tomará el hacha de juguete y cruzará el continente entero. El mundo será un continente rojizo. Y los gritos de mi madre harán arder la tranquilidad del jardinero. Cuando esto pase, yo estaré junto a ti, mi amor, allá lejos en el balcón de mi montaña. En mi montaña no tendremos manos ni piernas. Mi hermano caminará con mis pies. Dax caminará solo porque estará solo. Soplará a la vela de nuestro bote él solo, porque la soledad es menos abrumadora que el ardor. Mi amor, cuando ese poeta viejo dijo que el amor era una vaso de tristeza, en su corazón no había ningún ardor. Nadie había quemado su corazón allá lejos en el parterre. Cuando el mundo habla, mi amor, lo hace porque en su corazón ya no hay sueños… Por eso el mundo tiembla.
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