Terminar es la parte más difícil de la vida. La
escritura intenta asemejarse a la vida porque cada palabra, urdida con
el maleficio de contar algo, se encamina hacia su propio fin. No es que sea
autodestructiva o autoconstructiva. No. En la escritura, como en la vida, quien
vive o escribe también se augura para sí mism@ el momento postrer del descanso. Se comienza
con la finalidad metafísica de perpetuarse, de tensar la individualidad propia,
pero con la consciencia autoinfligida de que una vez terminada la tensión, se
llegará al punto neutro de no hacer nada.
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